Domino

En cuanto al suspenso, creemos que el cineasta lo intenta varias veces, pero sólo tiene éxito en la escena final. El resto del tiempo, se tropieza con cuestiones de ritmo, ya que la edición claramente no se toma el tiempo de crear suspenso.

Además, la previsibilidad de la acción durante las tres cuartas partes de la película no facilita las cosas, ni mucho menos. Finalmente, todo se ahoga con una música grandilocuente que ahoga toda la emoción.

Y aún así funciona para la escena final. Si hubiera una razón para ver esta película, sería ésta. No voy a hablar mucho de ello para no arruinar nada, pero ella es muy agradable…

En el lado de la acción, la película es un poco más sutil de lo que parece. Ciertamente, parece, a primera vista, describir a Europa como un tamiz de terroristas islamistas.

Pero cuando miramos de cerca, vemos la intervención americana, a la que le gusta desestabilizar los equilibrios regionales por sus propios intereses (el personaje interpretado por Guy Pearce es sin duda uno de los más interesantes de la película).

A la caza del asesino

Y luego, con cierta inteligencia, la película señala el papel del conflicto en Libia (un conflicto establecido por las «democracias» occidentales en su cruzada para hacer creer que la democracia se impone con bombas) en el proceso de desarrollo de los grupos terroristas y en la actual escalada de violencia (tal vez sea el Dominó del título, en referencia a la Teoría del Dominó).

Del gran Brian de Palma, encontramos esta fascinación por la pantalla. Como en tantas otras películas, el cineasta aquí despliega toda una red de pantallas y disfruta mostrando la escenificación de la violencia.