Wendy

Es probable que lo que han vivido durante tanto tiempo tenga magia en cada fotograma para ellos, pero hay una razón por la que las películas que tardan tantos años en llegar a las pantallas a menudo se quedan cortas: sus creadores dedican tanta energía y pasión que se pierden en ellas, incapaces de salir y ver lo que funciona y lo que no para la gente sin el mismo compromiso.

Aparte de unos pocos momentos de belleza visual y una encantadora partitura, «Wendy» es una película repetitiva y superficial, una fábula infantil que significa mucho más para el niño que la soñó que para ti.
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La «Wendy» del título es en realidad una que probablemente conozcas: la joven que se hace amiga de Peter Pan y tiene aventuras con los Muchachos Perdidos y el Capitán Garfio en el clásico de J.M. Barrie y sus muchas adaptaciones. Wendy (Devin France) vive con sus hermanos gemelos James (Gavin Naquin) y Douglas (Gage Naquin) arriba de un restaurante.

Entre el envejecimiento y el tiempo

En el prólogo de la película, un chico llamado Thomas (Krzysztof Meyn) está celebrando su cumpleaños en el local con un plato de tocino, como tú, y se enfada cuando los ancianos le dicen que al final será uno de ellos, trabajando en trabajos serviles y perdiendo su sentido de la maravilla.

Se rompe emocionalmente, corriendo hacia el tren que pasa afuera, y desaparece. Una bebé Wendy (Tommie Lynn Milazzo) ve una figura en la parte superior del tren, imaginando que Thomas ha huido a la tierra de las maravillas en la que este vehículo mágico se detiene.

Años más tarde, Wendy y sus hermanos reúnen el valor para saltar a ese tren, donde conocen a un niño llamado Peter (Yashua Mack) y son llevados a una isla donde los niños corren y juegan, sin envejecer nunca bajo la guía de una mítica criatura submarina a la que llaman madre.