Waiting for Anya

Cuando los nazis ocupan su comunidad, Jo se involucra para salvar la vida de los niños, aunque eso signifique arriesgar la suya propia.

Con esta historia, el escritor-director Ben Cookson pretende encontrar una forma suave de introducir a los preadolescentes en la comprensión de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial. De esa manera, es similar a «The Sound of Music».

Pero los personajes de Esperando a Anya no son austriacos ricos que cantan canciones alegres. Más bien son aldeanos franceses que se encuentran en medio del genocidio judío de los nazis debido a su ubicación como última parada en la ruta de escape a España.

Dos oficiales nazis dirigen la operación: el cruel y terrible Teniente (Tómas Lemarquis) y el amistoso y amable Korporal (Thomas Kretschmann). Es extraño ver a un nazi retratado positivamente, pero el punto es ver la humanidad de nuestros enemigos.

Los Nazis raramente caen en ese territorio, y por una buena razón, pero aquí vemos que el Korporal es un pensador independiente que no está en el paso de ganso con los objetivos del Führer.

Aldeanos franceses se encuentran en medio de un genocidio

Siguiendo de cerca la novela infantil de Michael Morpurgo de 1990 de la cual está adaptada, Esperando a Anya es una historia de héroes contada desde la perspectiva de un niño. Jo no tiene un interés en la guerra: No es judío ni alemán, así que en teoría sólo tiene que esperar.

Pero cuando se entera de que el misterioso y bondadoso hombre que conoció en el bosque (Frederick Schmidt) y la cascarrabias del pueblo (Anjelica Huston) están llevando en secreto a los niños a un lugar seguro, se ve obligado a involucrarse.

La historia es desgarradora. Pero también es un retrato del coraje con el que los preadolescentes pueden conectarse, ya que se trata de un niño que hace todo lo posible para salvar la vida de otros niños.