The Mandela Effect

El guión, de carácter superficial, se centra en el diseñador de juegos de ordenador Brendan (Charlie Hofheimer, 24: Legacy, Mad Men), que está de luto, junto con su esposa (Aleksa Palladino, Boardwalk Empire, The Irishman), por su joven hija Sam (Madeleine McGraw), que ha muerto recientemente de forma inesperada.

Mientras revisa las posesiones de Sam en su dormitorio que no puede soportar para limpiar, Brendan se encuentra con su copia del clásico infantil The Berenstein Bears. Excepto que, para su asombro, el título es en realidad Los osos Berenstain.

A pesar de que tanto él como su cuñado Matt (Robin Lord Taylor, de Ciudad Gótica) están firmemente convencidos de que los libros que crecieron leyendo se titulaban Los osos Berenstein («Eran judíos», insiste Matt), Brendan no puede encontrar ninguna prueba de que el nombre se haya cambiado alguna vez.

Ese no es más que uno de los conocidos ejemplos del fenómeno -nombrado y popularizado en 2010 por la «investigadora de lo paranormal» Fiona Broome- que se discuten en la película, que durante buena parte de su duración parece asemejarse a una entrada cinematográfica de Wikipedia.

Estaba muy vivo

Matt pone a prueba a su mujer pidiéndole que describa el personaje del Hombre del Monopolio, que, como mucha gente, cree erróneamente que llevaba un monóculo. Luego está el asunto de Jorge el Curioso, que parece haber perdido misteriosamente su cola.

Y Jif Peanut Butter, que solía llamarse Jiffy… excepto que no lo era. O «Looney Tunes», que, a pesar de lo que mucha gente cree, nunca se llamó «Looney Toons». (Si la película estuviera realmente actualizada, probablemente también haría referencia a la interferencia ucraniana en las elecciones de 2016, una forma del Efecto Mandela a la que los republicanos parecen particularmente susceptibles).

Todo esto, incluyendo una fotografía familiar sobre la que él y su esposa tienen recuerdos muy diferentes, lleva a Matt a explorar la idea de que tal vez el efecto es causado por un universo paralelo, tal vez uno en el que su hija no murió realmente.