Lancaster Skies

También hay algunas guerras que capturan la imaginación, con grandes historias tanto de heroísmo como de tragedia, en particular la Segunda Guerra Mundial. Ninguna guerra ha sido examinada más de cerca por escritores y cineastas que la Segunda Guerra Mundial.

Cada nación tiene su narración de esta horrible guerra, una guerra que acumuló más de 50 millones de muertes, pero pocas tierras estuvieron más en peligro que Gran Bretaña.

Se estima que murieron más de 475.000 personas (tanto militares como civiles) y las historias de heroísmo durante la Batalla de Gran Bretaña, Dunkerque, la Batalla de Normandía, son aparentemente interminables.

Pero siguen siendo las historias individuales las que realmente destacan la extraordinaria tragedia de este conflicto mundial. Historias como la del Teniente de Vuelo de la RAF, Douglas Miller, retratada en la nueva película independiente de la Segunda Guerra Mundial, Lancaster Skies.

Douglas, un piloto solitario y atormentado

Miller (Jeffrey Mundell) era un piloto de Spitfire durante la agotadora batalla de Gran Bretaña cuando su hermano menor fue trágicamente asesinado mientras estaba fuera en una granja, evacuado de la casa familiar en Londres.

Decidido a hacer daño al enemigo, el Teniente de Vuelo Miller se transfiere al Comando de Bombarderos. Se le asigna la tarea de reemplazar a un capitán que acaba de morir, convirtiéndose en el capitán de un bombardero tripulado por un grupo de hombres que están de luto por la pérdida de su capitán y casi totalmente incomunicados.

La única persona que hablará con él es el sabio Williams (David Dobson), quien como copiloto no puede evitar sentir que había algo que podría haber hecho para mantener al capitán vivo cuando el avión fue ametrallado.

También está destrozado por la culpa y completamente apagado emocionalmente el artillero Moore (Kris Saddler), que se congeló y dejó de disparar al caza alemán durante esa fatídica misión.