Falling

John (Viggo Mortensen) es hijo de una madre cariñosa, Gwen (Hannah Gross), y de un padre, Willis (Lance Henriksen), que abraza la masculinidad, llevando a su hijo a cazar patos cuando es un niño pequeño y permitiéndole apretar el gatillo.

Sin embargo, Willis también tiene un temperamento de gatillo fácil, que acaba por alejar a su mujer y alienar a John y a su hermana pequeña Sarah, que alternativamente odian y temen estar en su presencia.

Cuando Willis envejece y empieza a mostrar signos de demencia, John lo lleva a su casa de California para poder cuidar del hombre. Sin embargo, en su vejez, Willis se ha vuelto más tóxico que nunca.

De su boca fluye constantemente un torrente de comentarios racistas y homófobos. John, que es gay, está casado con otro hombre y tiene una hija adoptada, pero a pesar de su horrible experiencia de niño con su padre, sigue sintiéndose obligado a cuidar de Willis.