18 regali

No es que la película no tuviera buenos actores que no supieran transmitir las emociones en la pantalla. De hecho, la actuación de los protagonistas es una de las mejores cosas de la película. La química de Vittoria Puccini y Benedetta Porcaroli es brillante y conmovedora.

Nos dan una buena idea de quiénes son Elisa y Anna. Las vemos a ambas afligidas por el mismo evento pero desde los lados opuestos de una cuerda que las conecta. Incluso en la más frágil de las escenas, crean suficiente emoción para mantenernos involucrados en su historia.

El mayor defecto es la forma en que la historia ha sido abordada. Los cineastas eligieron esta fantasía para dar a la madre y a la hija un encuentro que nunca tendrán.

Sin embargo, al hacerlo, se permite dejar ir un montón de otras emociones que habrían sido más impactantes porque estarían enraizadas en la realidad.

Una enfermedad la aleja de su esposo y su hija

Se supone que debemos sentirnos mal por Anna porque nunca se apenó por su madre y por lo tanto puso en peligro sus otras relaciones.

Pero la historia nunca explora completamente ese tema. Nos muestra que se siente sola y abandonada, a pesar de estar rodeada por su familia, pero nunca sentimos eso por ella.

Del mismo modo, Elisa, también, no consigue enfocar adecuadamente sus emociones. Puccini hace todo lo posible para mostrarnos lo destrozado que se siente su personaje, pero antes de que podamos entrar en eso, ocurre lo inesperado, y la película toma una ruta diferente hacia el mismo destino.