La espía roja (Red Joan)

Judi Dench hipnotiza a los espectadores como una Joan nerviosa, segura y madura que reclama responsabilidad por sus acciones como mujer joven e idealista. Lo que distingue a esta historia de las demás es el realismo matizado. Joan no es un soldado o un activo altamente entrenado.

Es una física inteligente y respetada que se encuentra en una posición ventajosa. Después de graduarse de la universidad, se convierte en un miembro integral del equipo de construcción de bombas nucleares de Inglaterra.

Un romance y la amistad

Cookson aporta integridad y vulnerabilidad a Joan que se hace eco de la actuación de Dench. Mientras las naciones se apresuran a ser las primeras en crear un arma de destrucción masiva, Joan agoniza por las brutales fatalidades. Aunque sólo es una asistente, su jefe Max (Stephen Campbell Moore) valora mucho sus opiniones y experiencia. Es raro ver a un hombre defender a una mujer en el lugar de trabajo, en cualquier época.

A pesar de ser tachada de traidora y escandalizada por los medios de comunicación, «La espía roja (Red Joan)» es una inspiración. Ella sigue su corazón mientras muestra su brillantez. Se convierte en una simpatizante comunista porque cree en un mundo justo. Comparte la inteligencia británica con Rusia porque se esfuerza por igualar el campo de juego. Si todo el mundo tiene una bomba nuclear, entonces ninguna nación se atrevería a usar la suya por temor a represalias.

Lindsey Shapiro ha capturado una intrigante pieza de historia oculta, mostrando las fortalezas de las mujeres y los papeles que pasaron por alto durante los tiempos de guerra más turbulentos del mundo. Joan lucha audazmente por su sentido de la justicia y la igualdad en un intento de proteger el mundo y salvar a la humanidad.